Carta de amor a Vaccarello, la mujer del próximo otoño de Saint Laurent será elegante y llevará gafas de sol de aviador.


Anthony Vaccarello explicó en el backstage que para este show quería algo mucho más íntimo, algo que se adaptara tanto a la ropa que presentaba como a este nuevo reinicio que está ejecutando la industria de la moda. Veníamos de una extravagancia que culminó con la presentación masculina y ayer, nos presentó un lado más íntimo, natural y elegante.
La pasarela dejó de ser la emblemática Torre Eiffel para dar paso a un clásico podio elevado, iluminado por cinco candelabros y dos filas de sillas a cada lado. Muy Yves Saint Laurent.
Lo que se percibía en el ambiente era un pensamiento ya común, menos ruido y más diseño. Dejamos atrás una época de inmediatez y consumo sin precedentes, sin tener en cuenta si la ropa es buena o no. Hoy comenzamos una nueva era en la que lo importante es la calidad.

“Tal vez la elegancia es algo a lo que hoy en día no le encontramos sentido. Tal vez no nos importe. Tal vez tenga algún otro significado, o tal vez no tenga ningún significado. Pero realmente quería traer esa idea de estar vestido”.
Una sastrería perfectamente controlada, inspirada en el clásico tailleur jupe de la maison, un traje falda. Cortes y telas que nos remiten a la ropa masculina, algo que le gustaba mucho hacer al mismo Yves. En este caso, todos los hombros eran exageradamente anchos y rectos, algo que personalmente nos encanta, también vimos cuero y alguna estola XL sobre delicadas blusas de seda.
Escotes profundos y espaldas muy sensuales así como las transparencias, hicieron más real la ropa de noche.


Faldas que terminaban por encima de la rodilla, un nuevo corte con el que experimentar este 2023, evolucionaron hacia unas mallas de cachemir que acababan en unos espectaculares zapatos de tacón destalonados de charol. Aquí es donde podríamos incluir el único pero, se vieron algunas modelos a las que les costó caminar sobre ellos, algo que por desgracia se está volviendo común en los desfiles, véase Valentino. Esperemos que solo se quede como un caso aislado para Saint Laurent.


Looks astutamente pensados y muy bien ejecutados gracias a los complementos, creemos que Anthony Vaccarello nos quiere decir algo, tal vez ya es hora de desempolvar tus gafas de aviador.
Los complementos en dorado, como las joyas en forma de broche que cerraban los chales o los maxi pendientes y brazaletes, dieron a la colección un aire muy ochentero a pesar de que, los años noventa, palpitan en la colección. Nota a los pañuelos de las americanas y guantes de cuero.
Una paleta de color austera, perfecta para el próximo otoño, combinaba el clásico negro con tonos tierra y el blanco inmaculado, firma de la casa. La raya diplomática nos la esperábamos pero la sorpresa fue ver el estampado tartán en cuatro de sus diseños.


El Saint Laurent de Anthony Vaccarello ha llegado a su máxima, no hay diseño o sentimiento que no te transporte a lo que hoy sería el legado de Yves Saint Laurent. Vaccarello nos ha dado a una mujer fuerte, empoderada y lista para superar cualquier adversidad.
Hemos disfrutado de la colección como hacía tiempo que no nos pasaba, una breve carta de amor de aquello que nos enamora de la maison francesa.

01 de marzo de 2023
Macarena López y Mónica Ribera