Milán otoño/invierno 2023 se rinde al pasado: buscando seguridad en lo conocido.


Hemos visto algo distinto, sin duda, pero no es algo nuevo. Hace ya varios meses que se está hablando de un gran cambio en la industria de la moda.
A la situación actual que vive todo el mundo debido a la inflación, a las catástrofes naturales y guerras, se le suman los últimos acontecimientos que han tambaleado a esta industria, el cambio de mando de la casa Gucci, la metedura de pata de Balenciaga y un posible fin de la era sneakers; la saturación de las microtendencias de TikTok así como el bombardeo del estilo Y2K, todo esto hace que nos replanteemos si ya es hora de pasar de página.

La vuelta a los clásicos es la nueva revolución, y es que no hay nada que nos dé mayor seguridad y tranquilidad que ir a lo que ya conocemos en tiempos de recesión.
Tras varias temporadas llenas de maximalismo, excentricidad y color, en los desfiles que vimos para esta primavera ya estábamos ante el regreso del lujo tal y como lo conocíamos. Este año viajamos al extremo opuesto, buscamos un estilo depurado y creativamente más limpio. Tal vez todo esto te suena al trend clean look.
Milán nos abre la puerta a la década de los 90 y rescata de sus archivos grandes siluetas y piezas icónicas.

Prada abrió su archivo de 1992, concretamente el de primavera, y es que volvió a recurrir a una técnica que nos recuerda al arte del origami japonés, que en esta nueva temporada hemos visto tanto en las faldas como en el calzado, delicadas flores que cerraban en perfecta armonía estos looks más sobrios que nos presentó la firma.
Una clara continuidad de lo que nos enseñaron en la colección masculina, Raf Simons y Miuccia Prada consiguieron que lo que parecen batas de médico, nos resulte atractivo, y es que la firma decidió no quedarse en algo ‘simple’ y aprovechó su desfile para enaltecer trabajos tan importantes como el de las enfermeras, a través de sus uniformes.
Siluetas ya conocidas de diseños propios del 1998, vuelven en colores grises y tonalidades tierra con ligeros puntos de color poco saturados, sin dejar de lado este nuevo código de feminidad a través de sus faldas.


Muy de cerca nos encontramos con las propuesta de Fendi y Ferragamo, Maximillian Davis a la cabeza de Ferragamo ha avanzado de forma muy astuta en esta presentación, yendo a los orígenes de la firma y su conexión con Hollywood.
David explica que su vista estaba en la década de 1950, dio una visión sofisticada y muy glamurosa del minimalismo. Siluetas simples, la cintura bien marcada y bolsos de gran tamaño. En algunos de los diseños, sobre todo en su silueta, podíamos encontrar también este aire noventero, en los escotes profundos en forma de corazón y los drapeados de las faldas y vestidos.
Kim Jones para Fendi nos dio calidad y tradición a través de experimentar con la confección de sus piezas, deconstruyéndolas y llevándose consigo lo mejor de la sastrería masculina sin caer en ningún arquetipo y enfatizando la feminidad de sus prendas desde otra perspectiva.
Punto, lencería y una pequeña explosión de color con el fucsia y la combinación con el rojo.


Con un aire romántico, brocados y la actualización de siluetas del siglo XVIII, Max Mara nos ha presentado una colección inspirada en Émilie du Châtelet haciendo honor a la mujer y su evolución en la historia.
Volvemos a ver cinturas muy marcadas, en el caso de la maison enfatiza todavía más gracias al grosor y material usado de sus cinturones, casi como fajines. Seguimos con el new look. El detalle en las faldas y los vestidos de incorporar una cola tipo pez, nos transporta a aquella época, junto con los grandes bolsillos, dándonos esa idea de lo que era un pannier.
Una paleta de colores que, al igual que sus compañeros, nos aporta esa seguridad y atemporalidad que ‘estamos buscando’.Sin perder el ADN de la firma, Ian Griffiths nos ha enseñado a una mujer empoderada, en una línea más moderna y vanguardista.


Y si bien la moda se está alejando cada vez más del maximalismo, con Tod’s hemos encontrado la transición más natural. Los abrigos largos, de corte oversize y grandes solapas nos dieron esta oferta más ‘excéntrica’. Otra firma que apostó por esta silueta reloj de arena, la vimos también en la sastrería y, al contrario de lo que parece un diseño común en todas las firmas, en la casa de moda apostaron por la mini, tanto en faldas como en su amplia versión de vestidos.
En los detalles de esta colección es donde encontramos la magia de looks limpios y sin saturar, un aire fresco para el otoño invierno de 2023-2024.


28 de febrero de 2023
Macarena López y Mónica Ribera