Oda a la Alta Costura de la mano de Balenciaga, Jean Paul Gaultier y Valentino.


Siendo la colección número 52 de Alta Costura y la tercera al mando de Demna, Balenciaga hizo honores a la tradición de la casa de costuras, Demna Gvasalia nos llevó de nuevo a los preciosos salones del número 10 de Avenue George V, el lugar conocido por ser donde el mismo Cristóbal Balenciaga hacía sus presentaciones y mostraba al mundo sus colecciones.
Que el creativo ha tomado un nuevo camino, o mejor dicho, que ha vuelto a coger las riendas de aquello que se trastabilló por una mala campaña, es así; en declaraciones del propio diseñador, ha decidido centrarse más en la ropa y menos en el espectáculo, y que buena noticia.
Balenciaga es sinónimo de elegancia, alta sastrería y avant-garde, y si bien es cierto que desde que el diseñador georgiano está al mando la vida ha vuelto a la maison, hay ciertos excesos en calidad de los shows que se alejaban un poco de dar el protagonismo a lo importante, los diseños, la ropa. Que no se malinterprete la afirmación, todo es importante en un desfile pero no debemos alejar el foco.
Y así fue, Demna se puso manos a la obra y nos enseñó una pequeña lección de historia de la moda así como la interpretación del futuro para la firma. Abrió el desfile con un viaje al pasado, de la mano de la que fue Danielle Slavik, una de las modelos icono de la casa entre los años 1964 y 1968. La modelo lucía uno de los diseños favoritos del couturier, un elegante vestido de terciopelo negro largo hasta los pies, manga francesa y flores en los hombros, adornado con perlas. Cerrando el look, unos guantes blancos cortos. Así fue como director creativo de la casa lo recreó y lo trajo al presente.

Hasta la mitad de la colección, no nos dejó con atisbo de duda, si algo define el legado de Balenciaga es la elegancia y qué mejor ejercicio que representarla a través de la sastrería. En esta ocasión, con un giro, y siendo protagonista la línea de los hombros, cuellos alzados hiperestructurados que se combinan con vestidos que juegan a la idea de lo masculino y lo femenino, donde acaba con los trajes sastre.
Trajes de hombros estructurados con hombreras bien definidas en los cuales, en algunos diseños, podíamos encontrar la silueta hourglass, una línea icónica del diseñador y que este próximo otoño tendremos muy presente. Vimos abrigos XXL siguiendo esta característica de los hombros anchos y la estrechez en la zona de la rodilla, y así dió paso a uno de los hilos conductores (y creativos) que unen a los tres diseñadores presentados hoy: el uso del trampantojo.


Diseños que parecen estar hechos de un tejido pero que solo lo emulan, Demna nos regaló un trabajo artesanal de más de 280 horas, donde unas pinceladas de óleo presentaban lo que parecía un total look denim, el estampado Príncipe de Gales sobre lino o abrigos de pelo.
Un trabajo muy laborioso llevado a cabo por un equipo de artistas que jugaron a dar volumen, lazos en la cabeza, bufandas y los acabados de algunos abrigos, parecían estar en movimiento y esto se trataba de otro espectacular trabajo de días esculpiendo y uniendo piezas a forros y telas.

A esta nueva ‘sobriedad’ no le podía faltar el toque que hace de la Alta Costura el algo más de la industria de la moda, la colección añade plumas, notas de color, apliques con brillantes y volantes. Siluetas muy sensuales que dejan formas redondeadas pero bien marcadas en la zona superior y la caída de las faldas marcando cintura. Uno de los ejemplos vino de la mano de Isabelle Huppert hizo con un vestido tipo viuda con volantes cubierto de jade brillante.
Y así es como se cierra una colección, con una armadura hecha de resina cromada e impresa en 3D, con un foto interior, emulando a una actual Juana de Arco. Una más que teatral realidad que solo nos confirma que el futuro, y alcanzar otros niveles en la industria, vienen de la mano de trabajar correctamente con la tecnología. Así lo afirma la casa Balenciaga: « rígida y reflexiva, encarna una encrucijada temporal, fusionando técnicas clásicas con avances de vanguardia […] demuestra una nueva realidad »


Conocido por ser otro de los enfant terrible de la moda, Jean Paul Gaultier pasó el testigo creativo en esta ocasión al diseñador Julien Dossena, la figura al frente de la nueva Rabanne.
Si recogemos los recuerdos que el gran creativo dejó en la década de los 1990, lo que hizo Dossena fue todo un tributo. Ya solo con el sonido del ruido de la calle, y los pasos por los adoquines que adornaban la banda sonora que sonaba en el desfile, sabíamos que el diseñador iba a trabajar esa conexión de Gaultier con París.
No era de extrañar pues, que Dossena continuara con esta idea y presentara 33 looks cada uno con el nombre de un barrio, un club o un lugar emblemático de la capital francesa. Además, era algo de esperar ya que a Gaultier ya se le conoce por usar una terminología como poco curiosa en sus desfiles.
Abrió el desfile el diseño que lleva por nombre ‘École Militaire’, un frac de estilo militar en color negro con adornos dorados, ‘Pere Lachaise’ es el vestido de tércielo negro drapeado y cortado al bies con rosas rojas decorando el escote, el vestido de cóctel de metal dorado con efecto líquido y acabado con flores de tela, lleva el nombre del barrio ‘Goutte d’Or’, de un juego de palabra ‘Garde de Sceaux’ se convirtió en un diseño espectacular de traje de raya diplomática, líneas angulosas y pantalones de campana XL.


Cerrando el desfile tuvimos ‘Galerie Vivienne’, un lugar célebre de la capital parisina donde Gaultier hace tiempo tuvo una tienda, y allí mostraba sus desfiles. Luciendo este diseño de vestido de terciopelo burdeos, con un ramo de flores reales colocado en la espalda, apareció Laetitia Casta, la icónica top model de la década de los 1990 e inicios de la nueva; el diseño nos recordaba a otro sello de la firma, el uso de las flores y sobretodo en escotes.
Como parte de este tributo, encontramos también referencia en las rayas, el tartán de estilo punk hecho con cientos de cuentas y la reinterpretación de no dejar nada a la imaginación, el culto al cuerpo y a la naturaleza, y está vez, con el uso del trampantojo.
Por supuesto, no podía faltar la versión de Dossena de los bustiers con pechos cónicos, una de las siluetas más conocidas en la historia de la moda y que popularizó Madonna en su gira Blond Ambition, ahora, vuelve con dragones estampados y una majestuosa tela plata.


Cabe decir que el desfile del creativo para Jean Paul Gaultier no es solo un homenaje a los diseños y carrera del diseñador francés, es mucho más. Si tenemos en cuenta que en la invitación indicaba, ‘Jean Paul, Julien, Paco et Les Autres’, por supuesto no podía faltar en esta colección la nueva y conocida línea creativa que Dossena trabaja para Rabanne. Incluyó la famosísima malla metálica que aportó a la industria Paco Rabanne y que ya forma parte de la historia, la encontramos en diseños como en los vestidos de cota de malla dorados y plateados, o la falda larga plateada que lleva una de las parejas de modelos.
Una colección que nos deja looks que añaden valor a la colección gracias al uso del encaje, las aureolas en la cabeza o diseños tan ingeniosos, como el vestido de encaje y larga cola negro sobre un par de jeans hecho cuentas trompe l’oeil.
Hablamos de belleza dramática y símbolos que recogen a varias culturas.


Abriendo con un diseño compuesto por un par de jeans y una camisa blanca, el Valentino de Pierpaolo Piccioli, era todo lo que necesitábamos para entender el equilibrio en la moda.
Repitiendo escenario, el director creativo desplazó a los invitados hasta las afueras de París para presentar su colección otoño invierno 2023 de Alta Costura. El escenario escogido fue ni más ni menos que el Château de Chantilly, un castillo que data de 1560.
Con palabras del diseñador, « conservar los códigos, pero cambiar los valores », estamos frente a una propuesta mucho más sobria, joven y humana; algo que se aleja bastante de la realidad, ya que si hablamos en términos de riqueza, esto no se acerca mucho a la mayoría de mortales, pero esta vez, Piccoli quería jugar con esta fantasía de la igualdad, en donde siempre a habido (y hay) reglas.
Kaia Gerber abrió el desfile con un par de jeans y una camisa blanca conjuntados con unos muy especiales zapatos de lazo XL, diseño que enamoró en redes sin duda. Aquí es donde pudimos ver la declaración de intenciones, algo que el diseñador ya había mencionado, encontrar la fuerza en las prendas en sí mismas y no en tanta ornamentación.
Por supuesto este look tenía truco, y vaya truco, los pantalones inspirados en los clásicos Levi’s, estaban hechos de seda y completamente bordados con perlas nacaradas y teñidas de más de 70 tonos de azul que reproducen la textura real del tejido vaquero. La camisa de cuello mao, por supuesto, es otra obra que ensalza la sastrería.

Usando al igual que sus compañeros este juego para la vista a través del uso del trampantojo, encontramos otro ejemplo en el vestido en forma de trapecio, con volantes circulares de plumas, hechas con más de 500 pies de organza blanca. Para hacer que estas plumas fueran aún más ligeras, se quemaron una por una para lograr el efecto deseado.
No solo vimos lo que entendía el diseñador por accesible, también hubo mucho de la clásica Alta Costura, tejidos fluidos, largos vestidos con escotes pronunciados y aperturas, algún que otro cut-out, capas, bordados, incrustaciones de brillantes y guantes de ópera. Ahora bien, todo en esta nueva línea mucho más minimalista.


Algo más de dramatismo lo encontramos en el look rosa que cierra el diseño en una capucha formada por pétalos de rosa. En este mismo rosa, teníamos otras propuestas, atrevidas contando que son para el otoño invierno. A ellas, se les sumaron otros colores como el verde, el azul y el rojo.
En contraposición a toda esa ligereza teníamos piezas más pesadas, como el increíble abrigo de pedrería dorado o el vestido azul Klein con flores en 3D. También contamos el uso del tafetán, más abrigos con cierto peso y gabardinas. El estampado que reinó en la colección fue el floral, unas flores de estilo barroco que aparecían tanto bordadas como dibujadas.


Algo que emulaba sensación de verticalidad y se sumaba a esta contundencia visual fueron los accesorios, en concreto los pendientes tipo chandelier. Era imposible que la mirada no fuera directa a ellos, en tamaño XL, daban ese extra que la ligereza general de la colección necesitaba y nos recordaba, al maximalismo de las anteriores presentaciones que tan importantes habían sido siempre.
Como no podía faltar, un gesto que amaría hicieran todas las firmas de moda, Pierpaolo Piccioli salió a saludar de nuevo con su equipo de artesanas, las mujeres encargadas de hacer realidad todo este sueño que es la Alta Costura. Esta vez, y gracias a las redes sociales, también pudimos poner nombre y apellido a dos de ellas, que vía la cuenta oficial de Instagram de la marca, nos ofrecían sus sensaciones. Como única petición a esta nueva realidad a la que dice Piccoli se quiere acercar, es conocer más sobre ella, bajando así un poco más a la tierra y a la verdad tras la costura.
10 de julio de 2023
Macarena López